RHUM BALLY – Ron Viejo – Añada 1929 – 41,5%
La Casa J. Bally ocupa un lugar emblemático en la historia del ron agrícola de Martinica, destacándose como pionera de este patrimonio espirituoso. Establecida en Carbet, cerca de la majestuosa montaña Pelée, la aventura de Bally comienza en 1917 cuando Jacques Bally, ingeniero renombrado de la Escuela Central de París, adquiere la antigua hacienda azucarera Lajus, cuyas raíces se remontan al siglo XVII. Visionario e innovador, Jacques Bally revoluciona inmediatamente la destilería al incorporar una máquina de vapor moderna y diseñar una columna criolla inspirada en las técnicas de destilación francesas más prestigiosas. Bally se impone entonces como uno de los primeros artesanos del envejecimiento de los rones agrícolas, forjando una firma única en sus añadas mediante la audaz elección del envejecimiento en barrica. La originalidad también se refleja en sus botellas icónicas de forma piramidal y luego cuadrada, hoy buscadas por conocedores de todo el mundo. Actualmente, el ron Bally es destilado por Saint-James, respetando estrictamente la herencia y el saber hacer histórico, perpetuando la tradición de excelencia martiniqueña.
El Ron Bally – Añada 1929 – 41,5 % se destaca como una de las primeras añadas excepcionales de la destilería y representa una pieza patrimonial de una rareza absoluta. Proveniente de una añada fundacional, testimonia los inicios notables del envejecimiento prolongado en Bally, en una época en que esta práctica era inédita y vanguardista en el mundo del ron. Esta botella histórica fue adquirida en 2019 directamente de la Casa Bally, cuyas reservas albergan algunos últimos frascos cuidadosamente conservados del patrimonio de la marca. Guardada en un estuche de madera noble, se inscribe entre los más grandes rones de colección, valorados tanto por su autenticidad histórica como por su calidad organoléptica excepcional. Cabe señalar que no hay información adicional disponible sobre la duración del envejecimiento o el tipo de barricas utilizadas; cualquier suposición sería inapropiada frente al carácter único de este ron legendario.
En la degustación, esta añada excepcional revela una profunda huella del tiempo. La nariz expresa aromas cautivadores de maderas preciosas, frutos secos, cacao, especias finas y caña madura, enriquecidos por una pátina elegante y refinada, reflejo de décadas de maduración. En boca, de una flexibilidad notable, se distingue por una textura fundida y sedosa, revelando una explosión de sabores de gran complejidad. El final, largo, profundo y cálido, deja una sensación persistente de nobleza y un sutil rancio, firma de los más grandes rones excepcionales. Verdadera icono, el Bally 1929 está dirigido a coleccionistas exigentes y a los amantes de espirituosos raros, para una experiencia de degustación inigualable o una conservación en un marco de prestigio.
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