CALVADOS - CUSENIER - Vieja reserva del buen rey de Yvetot
La Casa Cusenier forma parte de esas grandes casas francesas históricas cuyo saber hacer ha trascendido las décadas. Activa desde el siglo XIX, se ha destacado por la elaboración de licores y aguardientes con carácter, destinados tanto a la gastronomía como a las grandes mesas. La mención «Vieja Reserva del Buen Rey de Yvetot» remite a una época pasada, en la que los espirituosos se concebían como productos de guarda, envejecidos por el tiempo y moldeados por una tradición artesanal exigente. Las botellas procedentes de los años 1950 a 1970 dan testimonio de este período, tanto por su estética como por su estilo. Aquí nos encontramos ante un verdadero objeto de colección, cargado de historia y memoria.
Esta Vieja Reserva del Buen Rey de Yvetot es un Calvados muy antiguo, embotellado por la casa Cusenier en una época en que las mezclas se basaban en aguardientes envejecidos durante mucho tiempo. No se dispone de información precisa sobre la edad exacta, las variedades de manzana o la duración del envejecimiento, y sería inapropiado suponerlas. La propia botella, típica de su tiempo, refuerza el carácter patrimonial de esta cosecha: vidrio antiguo, presentación sobria, etiqueta de época. Claramente se trata de una puesta antigua, conservada como testimonio del estilo de los Calvados de mediados del siglo XX, mucho antes de la estandarización moderna de la denominación.
En la degustación, cuando se contempla, una cosecha así promete una expresión profundamente evolucionada, marcada por el tiempo largo. Se pueden esperar notas de manzanas cocidas, de frutos secos, de cera, de madera vieja, de especias suaves y un rancio noble, firma de los Calvados muy viejos. En boca debería ofrecer una textura suave y pulida, con una gran dulzura en conjunto y un final persistente, más contemplativo que demostrativo. Este Calvados se dirige ante todo a los coleccionistas, a los amantes de aguardientes antiguos o a degustaciones excepcionales, para compartir en un momento raro. Una botella en la frontera entre espirituoso y patrimonio, donde la emoción cuenta tanto como el sabor.