Château MARCELIN LAFFITTE 1924
Antigua propiedad hoy desaparecida de la denominación Sainte-Croix-du-Mont, Château Marcelin Laffitte forma parte de la historia de los grandes vinos dulces de la ribera derecha del Garona. Aún subsisten algunas botellas en el mercado de añadas antiguas, testimonio del estilo rico y delicadamente patinado de los dulces bordeleses de antaño.
Considerada una añada muy buena para los vinos dulces de Burdeos, 1924 permitió madureces elevadas y una bella concentración, propicias a vinos de larga guarda. Las pocas botellas aún en circulación llevan la indicación de la añada en la cápsula y/o en el corcho, un detalle de época muy buscado por los coleccionistas.
El color esperado es ámbar a caoba, brillante. En nariz despliega una rica paleta terciaria: piel de naranja confitada, albaricoque seco, miel con cera, azafrán, té negro, rancio delicado. En boca, untuosa pero equilibrada, conserva una columna de acidez que sostiene el vino y prolonga un final muy persistente con acentos de especias dulces y frutas confitadas. En un vino centenario de este tipo, la variación entre botellas es natural (nivel, estado del corcho, condiciones de conservación) y forma parte del encanto de los grandes dulces antiguos. Servir fresco pero no frío (11–12 °C), con una decantación muy breve si fuera necesario. Maridajes de elección: foie gras, quesos azules (Roquefort, Stilton), aves asadas con piel crujiente, postres de frutas amarillas (tarte Tatin, piña asada), o como vino de meditación.
Hoy ya no se produce: cada botella es una pieza patrimonial de la denominación Sainte-Croix-du-Mont, vecina de Sauternes y Barsac, que ilustra el clasicismo de los grandes vinos dulces bordeleses de la primera mitad del siglo XX. La añada 2024 [sic] figura tanto en el corcho original como grabada en la cápsula (como se hacía en aquella época).
Variedades: Sémillon, con Sauvignon Blanc y Muscadelle.
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